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Thursday, April 28, 2016 (read 1751 times)
El punto de vista es lo importante
by DiegoNuestro ya buen amigo Lauris nos cuenta sus aventuras y desventuras con algunos verbos.
Estaba yo charlando con una compañera de lo fácil que nos resulta a los hispanohablantes comprender la diferencia que existe entre IR y VENIR y, sin embargo, ¡cómo se lían los no hispanos!
¿No te ha pasado alguna vez que, en plena conversación con un/a estudiante francés, o italiano, o kurdo si me apuras, surge la pregunta ¿Vienes esta noche?, y el/la susodicho/a –esto de ser políticamente correcto es un rollo, así que a partir de ahora voy a usar el tradicional masculino genérico que engloba a todo el mundo, y que me perdonen los tiquismiquis- responde: “Sí, vengo”?
En ese momento piensas, no lo dices pero lo piensas, “la madre que me parió, ¿por qué no me dediqué a la venta ambulante en lugar de a esto?”. Y te frustras y sientes que esto no tiene arreglo.
Pero luego, comiéndote el coco como corresponde, una lucecita se enciende al final del túnel y se te ocurre algo.
El día después, en clase, te plantas en la pizarra y dibujas una flecha en perspectiva que se aleja, y al lado, otra que se acerca. Satisfecho con tu capacidad artística (dos horas practicando en casita para que el dibujo salga medianamente decente) te vuelves y preguntas al grupo: ¿Qué veis aquí?... Silencio, caras de desconcierto, quizás pánico pensando que al profe se le ha ido definitivamente la cabeza. Y continúas: ¡Movimiento! Dos movimientos iguales, pero diferentes, uno que sale de donde yo estoy y otro que se acerca a mí. ¿Vale? [Sonrisas, cabeceos de asentimiento y algún suspiro de “menos mal, creo que hoy no vamos a necesitar a los loqueros].
Y, con la lentitud del artista que se sabe el centro de la atención de SU público, coges una tiza roja, lo más roja posible y escribes, sobre la flecha que se aleja, un IR del tamaño de la cabeza de un bebé cabezón, y en la otra un VENIR equivalente en tamaño. Entonces surge el axioma, la frase lapidaria, la idea que esperas que abra las puertas de la percepción, como diría Aldous Huxley: EL PUNTO DE VISTA ES LO IMPORTANTE en español.
Explicas que la única diferencia que nosotros vemos entre uno y otro verbo es que entre ellos hay 180o, por un segundo te cruza por la mente la canción de Julio Iglesias, ese chaval casi desconocido que vive en Miami, “Unos que vienen, otros que se vaaaaannn…” pero en un ataque de lucidez decides que es mejor dejarlo para otro momento. Y haces un pequeño role play con los alumnos para que comprendan que para nosotros no es tan importante repetir el verbo que aparece en la pregunta como respetar la situación espacial del hablante y el oyente y que con el vaivén (¡qué magnífica palabra!) del diálogo lo que antes era IR se convierte en VENIR y lo que VENÍA se transforma en IBA como por arte de magia.
Sonrisas y, si hay suerte, un Ach Soooo! de algún germanófono.
¿Piensas que todo esto se termina aquí? ¡Ni lo sueñes!. En un nuevo momento de creatividad te das la vuelta, dando la espalda a tu público y dibujas en la pizarra un monigote junto a IR, otro al lado de VENIR ¡y añades a cada uno una cajita en las manos! Entonces, con la tiza amarilla añades LLEVAR y TRAER. Explicas que estos verbos aparecen también en muchas perífrasis, expresiones y modismos del español, pero que esos son usos especiales que pertenecen al ámbito del léxico puro y duro.
Cuando te sientas, respirando hondo, echas de menos un aplauso. Te sientes como un Moisés cualquiera, con las Tablas de la Ley en las manos, derramando su sapiencia a diestra y siniestra…
Luego, la realidad te pone en tu sitio cuando, por la tarde te cruzas con dos alumnos tuyos que conversan en español y uno pregunta: ¿Vienes a cenar con nosotros a la Tapa Loca? y otro responde: ¡Sí, vengo!
Y te das cuenta de que, como la de Michael Ende (curioso apellido, vive Dios), esto de ser profe de español es una historia interminable. Y que dure…
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